19 de agosto de 2025 - 10:44 AM
SALUD MENTAL | Artículo por psicóloga clínica Carolina Escobar
carolina@escobar.gt
Las heridas emocionales que vivimos en la infancia no desaparecen con el tiempo: se transforman en máscaras que usamos para protegernos del dolor. Estas máscaras, aunque nos dan cierta seguridad, también limitan nuestras relaciones, decisiones y bienestar emocional.
Reconocerlas es el primer paso para sanar. Este artículo te acompaña a identificar las cinco heridas principales, sus máscaras asociadas y cómo iniciar un proceso de transformación personal.
Las 5 heridas de la infancia según Lise Bourbeau
1. Rechazo
• Origen: Cuando el niño siente que no es deseado o que no tiene derecho a existir.
• Máscara: Fugitivo
• Manifestaciones: Aislamiento, miedo a ser juzgado, dificultad para ocupar espacios.
• Sanación:
o Validar la propia existencia.
o Practicar afirmaciones como “Tengo valor solo por existir”.
o Buscar espacios seguros donde se pueda ser sin juicio.
2. Abandono
• Origen: Cuando el niño se siente solo, desatendido o emocionalmente desprotegido.
• Máscara: Dependiente
• Manifestaciones: Miedo a la soledad, necesidad constante de compañía, apego inseguro.
• Sanación:
o Fortalecer el vínculo consigo mismo.
o Cultivar la autonomía emocional.
o Establecer rutinas de autocuidado.
3. Humillación
• Origen: Cuando el niño es avergonzado, ridiculizado o condicionado por su cuerpo o necesidades.
• Máscara: Masoquista
• Manifestaciones: Culpa, sobrecarga por ayudar, dificultad para poner límites.
• Sanación:
o Reconocer el derecho al placer y al descanso.
o Aprender a decir “no” sin culpa.
o Revalorizar el cuerpo y sus necesidades.
4. Traición
• Origen: Cuando el niño siente que sus figuras de confianza no cumplen lo prometido o lo manipulan.
• Máscara: Controlador
• Manifestaciones: Necesidad de tener el control, dificultad para delegar, desconfianza.
• Sanación:
o Practicar la confianza progresiva.
o Delegar pequeñas tareas como ejercicio emocional.
o Reconocer que el control no garantiza seguridad.
5. Injusticia
• Origen: Cuando el niño vive exigencias excesivas, rigidez o falta de reconocimiento.
• Máscara: Rígido
• Manifestaciones: Perfeccionismo, frialdad emocional, dificultad para expresar vulnerabilidad.
• Sanación:
o Validar emociones sin juicio.
o Practicar la flexibilidad.
o Cultivar espacios donde se pueda ser imperfecto y amado.
Test: ¿Qué herida y máscara podrías estar manifestando?
Este cuestionario es una herramienta reflexiva para identificar patrones emocionales. No sustituye el acompañamiento profesional, pero puede ayudarte a iniciar tu proceso.
Instrucciones
Lee cada pregunta y elige la opción que más resuene contigo. Al final, suma tus respuestas según las letras (A, B, C, D, E).
Preguntas
1. ¿Cómo reaccionas cuando alguien te ignora?
A. Me alejo.
o
B. Busco compañía.
o
C. Me culpo.
o
D. Me enojo y tomo el control.
o
E. Me esfuerzo más.
2. ¿Qué pensamiento aparece en un conflicto?
o
A. “No soy suficiente.”
o
B. “No quiero estar solo/a.”
o
C. “Es mi culpa.”
o
D. “No puedo confiar.”
o
E. “Debo ser perfecto/a.”
3. ¿Cómo describes tu relación con los demás?
o
A. Me mantengo al margen.
o
B. Dependo emocionalmente.
o
C. Me cuesta poner límites.
o
D. Me cuesta delegar.
o
E. Soy muy exigente.
4. ¿Qué emoción predomina cuando te sientes vulnerable?
o
A. Miedo.
o
B. Tristeza.
o
C. Vergüenza.
o
D. Frustración.
o
E. Incomodidad.
5. ¿Qué haces cuando alguien no cumple lo prometido?
o
A. Me retiro.
o
B. Busco consuelo.
o
C. Me culpo.
o
D. Me enojo.
o
E. Me esfuerzo más.
Interpretación
• Mayoría A: Rechazo – Fugitivo
• Mayoría B: Abandono – Dependiente
• Mayoría C: Humillación – Masoquista
• Mayoría D: Traición – Controlador
• Mayoría E: Injusticia – Rígido
Este resultado no te define, pero puede ayudarte a iniciar un proceso de conciencia emocional. Si te identificaste con alguna herida, el acompañamiento profesional es clave para abordarla de forma objetiva, ética y segura.
Recomendaciones para sanar y vivir con mayor estabilidad
Sanar las heridas de la infancia es un proceso profundo, valiente y transformador. Aquí algunas claves para acompañarlo con conciencia y compasión:
• Autoobservación sin juicio: Reconocer la herida sin culparse. Nombrarla es el primer paso para resignificarla.
• Rituales simbólicos: Escribir cartas, crear cápsulas visuales, frases o materiales que resignifiquen el dolor y fortalezcan la identidad.
• Acompañamiento profesional: Acudir a psicólogas y psicólogos especializados permite abordar estas heridas con objetividad, ética y contención. El proceso terapéutico facilita la resignificación emocional y la construcción de nuevas formas de vincularse.
• Creatividad emocional: Transformar el malestar en arte, escritura, diseño o proyectos comunitarios. La expresión simbólica abre caminos de sanación.
• Compasión activa: Tratarse con la misma ternura que se ofrece a otros. Validar emociones, necesidades y límites sin exigencias desmedidas.
• Rutinas de autocuidado: Integrar momentos de descanso, conexión y placer en la vida cotidiana. La estabilidad emocional también se construye desde lo simple.
Sanar las heridas de la infancia no significa olvidar lo vivido, sino transformar el dolor en aprendizaje, y la máscara en autenticidad. Cada paso que damos hacia la conciencia emocional nos acerca a una vida más libre, estable y amorosa.
“Cuando sanamos, no solo nos liberamos: también liberamos a quienes nos rodean”.
Este artículo es una invitación a mirar hacia adentro con ternura, a reconocer lo que duele sin miedo, y a construir vínculos más sanos desde la verdad emocional.