Fotos: Edwin Montes
2 de octubre de 2023 – 9:00 AM
Por Carlos González
Recientemente a Quetzaltenango llegó una Reliquia de la Beata madre, María Encarnación Rosal, la actividad que inició en el salón de honor de la Municipalidad de Quetzaltenango y posteriormente fue trasladada al colegio que lleva su nombre.
Significado de la Reliquia
En la iglesia católica, se llama reliquia a los restos a los santos después de su muerte. En un sentido más amplio, una reliquia constituye el cuerpo entero o cada una de las partes en que se haya dividido, aunque sean muy pequeñas. Las reliquias también designan a los ropajes y objetos que pudieran haber pertenecido al santo en cuestión o haber estado en contacto con él, considerados dignos de veneración.
¿Quién fue María Encarnación Rosal?
La Beata Madre María Encarnación Rosal nació en Quetzaltenango, Guatemala, el 26 de octubre de 1820. Fue bautizada el 27 de octubre del mismo año en la Parroquia del Espíritu Santo de Quetzaltenango. Ingresó al Beaterio de Belén el 1 de enero de 1838, tomó el hábito el 16 de julio e inició su noviciado. Emitió su profesión religiosa el 26 de enero de 1840; con gran gozo y entusiasmo sirvió solícitamente al hermano necesitado e impulsó la educación de la niñez y juventud en colegios, escuelas y hogares para niñas pobres y obras de promoción y asistencia social.
Fue desterrada de Guatemala, su tierra natal, y pasó por muchas adversidades hasta llegar finalmente a la ciudad de Pasto, Colombia. Allí logró establecer su pequeña obra, que se fue extendiendo conforme al designio divino y el paso de los días. Como fiel discípula misionera, no se detuvo en el deseo de extender el Reino de Dios y se trasladó a Ecuador, donde finalmente partió a la eternidad en olor de santidad el 24 de 188 agosto de 1886. Diez años después, su cuerpo incorrupto fue trasladado a Pasto, a la capilla del colegio de las Hermanas Bethlemitas del Sagrado Corazón de Jesús. Posteriormente, tras su beatificación el 4 de mayo de 1997, su cuerpo fue expuesto en el oratorio para el culto del pueblo de Dios. Aquellos que, con actitud de fe y esperanza, se acercan allí, suplican su intercesión al Señor por las necesidades, especialmente por los enfermos.