2 de septiembre de 2025 - 11:43 AM
SALUD MENTAL | Artículo por psicóloga clínica Carolina Escobar
carolina@escobar.gt
¿Qué significa incluir de verdad?
Cuando hablamos de inclusión, muchas veces pensamos en rampas, subtítulos o ajustes físicos. Pero hay una dimensión más silenciosa y poderosa: la inclusión emocional y relacional. Cada ser humano es un universo. Actuamos desde nuestras vivencias, creencias, heridas y aprendizajes. Incluir no es solo permitir que alguien esté presente, sino permitir que sea quien es, sin exigirle que encaje en moldes ajenos.
“La salud mental florece en espacios donde la diferencia no se corrige, sino que se honra”.
Diversidad humana: más allá de etiquetas
La diversidad no se limita a lo visible. Incluye:
• Experiencias de trauma, duelo, migración, exclusión o violencia.
• Sistemas de creencias que moldean cómo entendemos el mundo.
• Estilos de comunicación, ritmos emocionales, formas de vincularnos.
Según la Organización Mundial de la Salud, los enfoques actuales de salud mental deben considerar los determinantes sociales, culturales y personales que influyen en el bienestar. Esto implica reconocer que cada persona necesita algo distinto para sentirse segura, escuchada y respetada.
La inclusión como práctica cotidiana
¿Cómo se ve la inclusión emocional en acción?
• Validar emociones sin minimizar: “Entiendo que eso te haya dolido” en lugar de “No fue para tanto”.
• Evitar juicios rápidos: “¿Qué habrá vivido esta persona para actuar así?”
• Adaptar espacios de participación: permitir que cada quien se exprese desde su estilo, sin forzar uniformidad.
• Reconocer logros desde el contexto: celebrar que alguien haya hablado, aunque haya sido solo una frase.
La psicología humanista, con autores como Carl Rogers y Abraham Maslow, sostiene que cada persona tiene dentro de sí los recursos para crecer, siempre que se le ofrezca un entorno de aceptación, empatía y autenticidad.
Interseccionalidad: múltiples identidades, múltiples desafíos
El concepto de interseccionalidad nos recuerda que no vivimos una sola identidad.
Una mujer migrante con ansiedad, un joven indígena con duelo no resuelto, una persona LGBTQ+ con trauma familiar… cada historia es compleja y merece ser escuchada sin simplificaciones.
Las microagresiones, el privilegio y la desigualdad estructural afectan la salud mental de forma silenciosa pero profunda. Por eso, incluir también significa revisar nuestros propios sesgos y aprender a mirar con más ternura.
Datos que nos llaman a la acción
• En América Latina, el 7.3% de la población vive con ansiedad, superando el promedio mundial.
• La depresión es ya la segunda causa de años vividos con discapacidad en mujeres.
• La OMS advierte que el 90% de las personas con enfermedades mentales graves no reciben atención adecuada.
• Las escuelas y espacios laborales están adoptando enfoques más inclusivos, como la alfabetización emocional y la atención personalizada.
¿Cómo podemos ser más humanos?
Pequeños gestos que hacen grandes diferencias:
• Escuchar sin interrumpir.
• Preguntar “¿cómo te puedo acompañar?” en lugar de “¿qué te pasa?”
• No asumir que todos reaccionan igual ante el mismo estímulo.
• Crear espacios donde la vulnerabilidad no sea vista como debilidad.
“La empatía no es entenderlo todo, es estar dispuesto a no juzgar”.
La inclusión empieza en el corazón
Ser inclusivos no es una política, es una postura ética.
Es decidir cada día mirar al otro como legítimo, como valioso, como alguien que merece estar sin tener que justificar su forma de ser.
La salud mental no mejora solo con terapia o medicamentos. Mejora cuando dejamos de exigir que todos encajen, y empezamos a celebrar que todos somos distintos.
“Cada historia merece ser escuchada. Cada diferencia merece ser respetada. Y cada persona merece sentirse incluida.”
Invitación final
Conocer, sanar y avanzar.
Reconocer nuestras diferencias es el primer paso. El siguiente es cuidar de nosotros mismos con intención.
Trabajar en nuestra salud mental no es señal de debilidad, sino de coraje. Es elegir conocernos más allá de lo que otros ven, sanar lo que aún duele, y avanzar con más claridad y paz.
Si sientes que hay emociones, patrones o heridas que te cuesta manejar, acércate a un profesional de la salud mental. Psicólogos, terapeutas y consejeros están capacitados para acompañarte desde el respeto, la confidencialidad y el cuidado.
Invertir en tu salud mental es invertir en tu bienestar, tus relaciones y tu capacidad de vivir con autenticidad. Porque tú también mereces espacios donde puedas ser tú, sin miedo, sin juicio, con dignidad.