25 de junio de 2025 - 9:37 AM
SALUD MENTAL | Artículo por psicóloga clínica Carolina Escobar 
carolina@escobar.gt


En el contexto guatemalteco, ser docente implica mucho más que enseñar contenidos. Es acompañar procesos emocionales, mediar en conflictos sociales, adaptarse a cambios tecnológicos y responder a las necesidades de estudiantes que viven realidades complejas. Esta carga emocional, sumada a las condiciones estructurales del país, ha convertido la salud mental del profesorado en un tema urgente y prioritario.


1. Realidad emocional del docente guatemalteco

En Guatemala, muchos docentes laboran en contextos de alta vulnerabilidad: escuelas y colegios con recursos limitados, comunidades afectadas por violencia o pobreza, y aulas con sobrepoblación. A esto se suma la presión de adaptarse a estudiantes de la Generación Z y Alfa, quienes presentan nuevas formas de aprender, comunicarse, gestionar y expresar sus emociones.


El resultado: síntomas de agotamiento emocional, ansiedad, frustración y, en algunos casos, desmotivación profesional. Sin embargo, también hay una gran resiliencia y vocación que merece ser fortalecida.


2. Herramientas de salud mental adaptadas al contexto guatemalteco

A continuación, se presentan técnicas y estrategias prácticas que pueden ser implementadas por docentes en su día a día, sin necesidad de grandes recursos:


Técnica del “minuto consciente”: antes de iniciar la jornada, cerrar los ojos, respirar profundamente y repetir una frase positiva como “hoy haré lo mejor que pueda”. Esta práctica ayuda a centrar la mente y reducir el estrés.


Rueda de autocuidado semanal: dedicar al menos un momento cada día a una actividad que nutra el cuerpo, la mente o el espíritu (caminar, leer, escuchar música, conversar con alguien de confianza).


Espacios de desahogo emocional: promover círculos de confianza entre colegas donde puedan compartir experiencias sin juicio. Hablar libera y fortalece.


Técnica del “semáforo emocional”: al final del día, identificar si se siente en rojo (agotado), amarillo (tenso) o verde (tranquilo). Esta autoevaluación permite tomar decisiones conscientes sobre el descanso y el autocuidado.


Visualización positiva: antes de dormir, imaginar una situación agradable vivida en el aula. Esto ayuda a contrarrestar el desgaste emocional con gratitud.


3. Estrategias para el aula con enfoque emocional

Inicio emocional del día: preguntar a los estudiantes cómo se sienten usando colores, emojis o gestos. Esto crea un ambiente de confianza y permite detectar señales de alerta.


Pausa activa emocional: realizar una breve actividad lúdica o de respiración a mitad de la jornada para liberar tensiones.


Normas afectivas: construir junto con los estudiantes acuerdos de convivencia que incluyan el respeto a las emociones y la escucha activa.


4. El rol de las familias: aliados en el bienestar docente

Para que el trabajo del docente sea sostenible, es fundamental que las familias comprendan y valoren su labor. Algunas orientaciones clave:


Validar frente a los hijos: hablar positivamente del maestro en casa fortalece su autoridad y autoestima profesional.


Establecer rutinas familiares: horarios de sueño, alimentación y estudio ayudan a que los niños lleguen emocionalmente estables al aula.


Comunicación respetuosa: en lugar de reclamar, preguntar “¿cómo podemos apoyar desde casa?” Abramos el diálogo y construyamos puentes.


La salud mental del docente guatemalteco no es un lujo, es una necesidad. Cuidarla es cuidar el corazón del sistema educativo. Con herramientas sencillas, apoyo institucional y una verdadera alianza con las familias, es posible construir una escuela emocionalmente segura, resiliente y humana.