18 de noviembre de 2025 - 3:50 PM
Por Yulisa Gutierrez
Entre el viento cortante del altiplano y una altura que permitía acariciar el cielo, scouts de Huehuetenango y Quetzaltenango completaron, el reciente fin de semana, la tercera edición del Reto Siete Cumbres.
La travesía que constaba de un circuito de 23 kilómetros dentro del Parque Regional Municipal de Todosantos Cuchumatán, volvió a poner a prueba la resistencia de los participantes frente a uno de los terrenos más exigentes en el occidente guatemalteco.
Desde el primer paso, el desafío dejó claro por qué es considerado una prueba de aventura pues hay laderas abiertas al viento y un frío que se acentúa conforme la altitud aumenta. Aun así, los jóvenes caminaron con determinación, guiándose por brújulas, experiencia y trabajo en equipo, entre la flora y la fauna de la Sierra de los Cuchumatanes, la cadena montañosa no volcánica más elevada de Centroamérica.
A lo largo de la jornada, los Scouts coronaron siete cumbres icónicas, todas entre los 3,600 y los 3,852 metros sobre el nivel del mar, cada una con su propio carácter y su propio desafío:
1. Punto más alto Piedra Cuache – 3,670 msnm
2. Punto más alto Piedra Piscic – 3,737 msnm
3. La Torre – 3,832 msnm
4. Mirador Todos Santos – 3,839 msnm
5. Cerro Planes del Diablo – 3,815 msnm
6. Cerro de los Cuervos – 3,852 msnm
7. Cerro Xemal – 3,844 msnm

Desde las cumbres, la vista ofrecía un mosaico de montañas, un paisaje que explica por qué la zona es considerada uno de los entornos más impresionantes del altiplano guatemalteco.
En medio del recorrido, los grupos establecieron su campamento principal en la Laguna de Ordóñez, a 3,713 metros de altura, allí, rodeados de neblina, los participantes compartieron historias, prepararon alimentos y recuperaron fuerzas bajo un cielo nocturno despejado que dejó ver miles de estrellas, un regalo reservado solo para quienes se aventuran a estos parajes.

Héctor Méndez del grupo de Scouts de Huehuetenango indicó que el Reto Siete Cumbres se ha convertido en una actividad anual que busca mucho más que acumular kilómetros pues la experiencia busca fortalece el carácter y el liderazgo de los jóvenes. “Les enseña a leer el paisaje, a comprender los ecosistemas de altura y a respetar profundamente la naturaleza que los rodea” dijo.
Esta tercera edición evidencia que los scouts promueven actividades que conectan a la juventud con la montaña y con la aventura demostrando su preparación, unidad y determinación que les permite comprobar que ninguna cima es demasiado elevada.