9 de julio de 2025 - 10:00 AM
SALUD MENTAL | Artículo por psicóloga clínica Carolina Escobar
carolina@escobar.gt
Las crisis emocionales en la niñez son episodios intensos de angustia, miedo, tristeza o enojo que sobrepasan la capacidad de autorregulación del niño o la niña. Aunque pueden parecer pasajeras, su impacto puede ser profundo y duradero si no se abordan adecuadamente. En Quetzaltenango y en toda América Latina, estas crisis están cada vez más presentes, especialmente tras los efectos prolongados de la pandemia, la violencia estructural y la falta de acceso a servicios de salud mental.
¿Qué dicen los estudios recientes?
• Un informe de UNICEF reveló que el 15% de los niños y adolescentes de América Latina y el Caribe vive con un trastorno mental diagnosticado, siendo la ansiedad y la depresión los más comunes.
• Según una revisión sistemática publicada en Horizontes (2024), los niños en contextos educativos pospandémicos presentan niveles elevados de estrés, alteraciones del sueño y dificultades en el desarrollo emocional y social.
• La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la mitad de los trastornos mentales comienzan antes de los 14 años, y que muchos no son detectados ni tratados a tiempo.
Factores que desencadenan crisis emocionales
• Cambios familiares: separación de los padres, pérdida de un ser querido, migración.
• Violencia o negligencia: física, emocional o sexual.
• Presión escolar o social: bullying, sobrecarga académica, exclusión.
• Inseguridad alimentaria o económica: que genera ansiedad y miedo constante.
Primeros auxilios psicológicos: intervención primaria para cuidadores y educadores
Los primeros auxilios psicológicos (PAP) son una herramienta clave para brindar apoyo inmediato a un niño en crisis. No requieren formación clínica, pero sí empatía, escucha activa y contención emocional.
Técnicas básicas de intervención:
1. Presencia calmada y segura
Mantén la calma. Tu regulación emocional es el ancla del niño.
Asegura un entorno tranquilo, sin estímulos abrumadores.
2. Validación emocional
Usa frases como: “Veo que estás muy triste, estoy aquí contigo”.
Evita minimizar (“no es para tanto”) o corregir (“no deberías sentir eso”).
3. Respiración guiada
Invita al niño a respirar contigo: “Inhalamos como si oliéramos una flor, exhalamos como si sopláramos una vela”.
4. Nombrar emociones
Ayúdale a identificar lo que siente: “¿Crees que eso es enojo o miedo?”
5. Ofrecer opciones
Darle pequeñas decisiones le devuelve el control: “¿Quieres hablar o prefieres dibujar lo que sientes?”
6. Rutina y contención
Retomar actividades conocidas y seguras ayuda a recuperar estabilidad.
7. Derivación oportuna
Si la crisis es recurrente, intensa o hay riesgo de autolesión, busca apoyo profesional.
¿Cuándo buscar ayuda especializada?
• Si el niño presenta aislamiento prolongado, cambios bruscos de conducta, regresiones (como mojar la cama), autolesiones o pensamientos de muerte.
• Si las crisis interfieren con su vida escolar, familiar o social.
Las crisis emocionales en la niñez no son “berrinches” ni “dramas”. Son señales de que algo dentro del niño necesita atención, comprensión y acompañamiento. En nuestros entornos urge fortalecer la red de apoyo emocional desde las familias, las escuelas y las comunidades. La salud mental infantil es un derecho, no un privilegio.