26 de abril de 2025 - 9:20 AM
Por La Redacción/Con información de AGN/Fotos: Vatican Media
Roma y el mundo despidieron este sábado al papa Francisco. Con una mezcla de tristeza, respeto, emoción y la sensación de vivir un momento histórico, miles de fieles le dieron el último adiós al pontífice.
Se estima que más de 250 mil personas se congregaron en la plaza de San Pedro, y muchas más se apostaron para ver el cortejo fúnebre por las calles de Roma, cuando su féretro fue llevado a la basílica de Santa María la Mayor de Roma, donde fue enterrado.
El masivo funeral del pontífice, fallecido el lunes reciente a los 88 años, fue una solemne y emotiva ceremonia en la que se recordó el legado de los doce años de pontificado de Francisco, siempre en apoyo los más desfavorecidos delante de destacados mandatarios mundiales, desde el presidente de EE.UU., Donald Trump; a los de Ucrania, Volodiomir Zelenski; Francia, Emmanuel Macron, o la de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen.
También estaban los jefes de Estado de Argentina, Javier Milei, en primer fila por la nacionalidad del pontífice; el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el ecuatoriano Daniel Noboa, el dominicano Luis Abinader y la hondureña Xiomara Castro, en representación de Latinoamérica, además de los reyes de España, Felipe VI y Letizia.
‘Construir puentes, no muros’
El papa Francisco se afanó en “construir puentes y no muros”, una frase que repitió a lo largo de su pontificado, recordó en la homilía de su funeral, el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, que destacó la importancia de los migrantes en el pontificado de Francisco, con alusiones a su primer viaje oficial, a la isla de Lampedusa, y también a la misa que celebró en la frontera entre EE.UU y México.
Y lo hizo delante de algunos de los adalides mundiales de las políticas ultraderechistas anti-inmigración, como Trump, el primer ministro húngaro, Viktor Orban; o la jefa del Gobierno italiano, Giorgia Meloni.
Re quiso destacar que Francisco “estableció contacto directo con la gente, deseoso de estar ahí para todos, con una marcada atención a quienes tenían dificultades, dedicándose a pensar en todo, hasta en los últimos habitantes de la Tierra y en los marginados. Fue un papa entre el pueblo, con un corazón abierto a todos”.
Y también recordó que “frente al estallido de tantas guerras en estos años, con horrores inhumanos e innumerables muertos y destrucciones”, el papa Francisco “no ha cesado de alzar su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar posibles soluciones”.
Unas palabras acogidas con una sonora ovación por los presentes en San Pedro y Santa María la Mayor.
El multitudinario homenaje de los romanos
Los romanos homenajearon a su obispo en el recorrido hasta la basílica donde fue enterrado en la más estricta intimidad después de ser recibido en la escalinata del templo por un grupo de desfavorecidos y algunos reclusos, que esperaron su llegada en la escalinata de entrada con una rosa blanca.
Miles de personas se echaron a las calles de Roma para despedir a Francisco al paso de su cortejo fúnebre, que en su viaje hasta su tumba bordeó el Coliseo o la histórica iglesia de los jesuitas y pasó por los antiguos vestigios de los Foros Imperiales.
El último viaje del pontífice argentino fue sobre un papamovil que llevó su féretro a su tumba, en la basílica romana de Santa María La Mayor, donde había pedido expresamente ser enterrado.
El icónico vehículo papal recorriendo las calles de la capital italiana en medio de la multitud emocionada fue una de las fotos de su despedida: nadie quiso perdérselo.
Después, fue llevado al sepulcro que Francisco encargó en vida, para un sepelio a puerta cerrada, mientras el templo volverá a abrir sus puertas a los fieles desde la mañana del domingo para quienes quieran visitar su sencilla tumba con un única inscripción: FRANCISCUS, su nombre papal, y una reproducción ampliada de su cruz pectoral en plata.