6 de julio de 2025 - 8:00 AM
Por la Redacción


Río de Janeiro ha sido elegida como sede de la Conferencia de la Década del Océano 2027, un evento global impulsado por la Unesco para promover la ciencia oceánica y el desarrollo sostenible. La designación fue anunciada por la alcaldía de la ciudad brasileña tras la decisión tomada en París por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental.


La metrópoli carioca tomará el relevo de Barcelona, que acogió la edición de 2024, en el tercer encuentro internacional en el marco de la Década de los Océanos (2021-2030). La primera conferencia se celebró de forma virtual en 2021.


Según la Unesco, la elección de Río de Janeiro refleja el liderazgo de Brasil en la conservación marina y en iniciativas científicas orientadas al océano. El evento reunirá a jefes de Estado, científicos, representantes de la sociedad civil y del sector privado con el objetivo de diseñar estrategias que permitan revertir el deterioro de los océanos y garantizar su sostenibilidad más allá de 2030.


El alcalde Eduardo Paes celebró la designación y recordó la experiencia de Río en temas ambientales, destacando su papel protagónico desde la Cumbre de la Tierra de 1992.


Brasil cuenta con más de 10 mil kilómetros de costa, manglares en la región amazónica y los únicos arrecifes de coral del Atlántico Sur. Además, lidera varias acciones de protección oceánica, como la red más grande de Escuelas Azules —con 160 mil estudiantes— y la organización de la primera Olimpiada Internacional del Océano.


"Brasil está firmemente comprometido con las acciones de la Década del Océano. Nuestra comunidad científica y el compromiso social buscan transformar el conocimiento en acción para alcanzar océanos sustentables", afirmó la ministra de Ciencia y Tecnología, Luciana Santos.


Sin embargo, este liderazgo contrasta con decisiones recientes del gobierno brasileño, que promueve la exploración petrolera en áreas sensibles frente a la desembocadura del Amazonas. La semana pasada, el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva impulsó una subasta de concesiones para empresas interesadas en explotar esa zona, lo que ha generado críticas de organizaciones ambientalistas.